Tortilla de patata con Trufa Negra

Si la tortilla de patata ya es una de las mejores comidas del mundo, imagina si laminamos trufa negra por encima. La elaboración, sencilla; el resultado, original y delicioso. Su  aroma e intenso sabor convierte un plato común en un suculento manjar. Coge papel y bolígrafo que empezamos. 

La elaboración de esta tortilla comienza dos días antes de empezar a cocinar. 

Para que los huevos adquieran el aroma necesario, introduce en un recipiente con tapa los seis huevos y el trozo de trufa. Una vez esté bien tapado mételo a la nevera durante dos días. Ten cuidado y asegúrate de que el recipiente queda bien cerrado y no lo dejes más de dos o tres días en la nevera o la trufa se echará a perder. Los huevos son capaces de absorber olores debido a su cáscara, es por ello que hacemos esto con el fin de trufar los huevos que vamos a cocinar.

Pasado estos dos días (permitido hasta seis) toca ponerse a preparar esta deliciosa tortilla. Saca el recipiente donde guardamos la trufa con los huevos minutos antes de ponerte con la elaboración. El resto del cocinado es similar al que hacemos cuando cocinamos una tortilla de patata sin trufa.

Lo primero que haremos será poner a pochar la cebolla. La cortaremos en juliana y la dejaremos reposar en una sartén previamente calentada a fuego lento. Suele tardar unos 40 minutos, por lo que es muy importante que éste sea el primer paso que hagamos.

Mientras la cebolla esté cocinándose, ponemos a calentar la sartén con el suficiente aceite como para freír, cogemos las seis patatas las pelamos y las cortamos en láminas. Cuando el aceite esté lo suficientemente caliente, lo bajaremos y añadiremos las patatas en láminas. No queremos que sean patatas fritas, por lo que mantendremos a fuego medio unos 20 minutos.

Mientras tanto batimos en un bol los seis huevos con sal.

Cuando las patatas y la cebolla estén doradas, las sacamos y dejamos escurrir sobre un papel de cocina. De esta forma conseguimos que se elimine el máximo aceite posible. A continuación lo introducimos en los huevos batidos y… ¡llega la parte favorita de todo buen trufero! Rallamos la trufa sobre la mezcla. La cantidad, al gusto. Cuanto más eches, más intenso será el sabor. Mientras lo mezclamos todo bien ponemos a calentar la sartén con un poco de aceite, lo suficiente para que no se pegue y… ¡Cuidado al darle la vuelta!